CUADERNO DE CAMPO DE THEOTOKOPOULOS
12 NOTAS PARA DOCUMENTAR UN PROYECTO FOTOGRÁFICO
II LA VERÓNICA
Estoy convencido de que producir arte (o algo que se le parezca) depende, fundamentalmente, de un solo aspecto: la voluntad de producir. Todo lo demás, son excusas, huidas, estrategias para no crear, o puro desinterés enmascarado. Intento gobernar mi vida por la máxima: “si esperamos a que todo esté perfecto, no empezaremos nunca”. Los ejemplos de creadores que sin recursos, sin libertad, con algún tipo de discapacidad o en otras circunstancias de dificultad que han producido arte son infinitos. Siempre me viene a la mente la imagen de las esculturas del toledano Alberto Sánchez que en el exilio soviético con pedacitos de papel, plastilina, arcilla o cualquier recurso que disponía a su alrededor, creaba obras artísticas de una calidad estética altísima.
Por supuesto, que con mejor equipamiento y mejores recursos, a priori, es más sencillo hacer un buen trabajo. Pero me aburren insuperablemente los debates sobre técnica, me agotan las personas que permanentemente critican su equipo, que nunca están satisfechas con el material. Me irritan las personas que necesitan una Fender Stratocaster “made in USA” para tocar blues. ¡Diablos!, ¡agarra una escoba, átale una cuerda y ponte a tocar!, si es que tienes el alma desgarrada. ¿Hizo falta una Montblanc para escribir La Metamorfosis? Cuando quieres escribir, un lápiz y una servilleta bastan.
La imagen
Esta imagen es un ejercicio de “Art at home” (“arte de estar por casa, en una traducción libre). Partimos de la imagen del Greco, “La Verónica de la Santa Faz”, y nos planteamos una escena que nos mostrará una hipotética extensión del lienzo. En este caso, la Verónica es representada mediante una mujer tendiendo la ropa en una calle toledana unos instantes después de descubrir que se ha producido el milagro. Muestra a un pretendido observador la impresión del rostro de Cristo en el paño, mientras pierde la mirada pensativa. El espectador descubre que el milagro es doble, porque, además de corroborar la aparición en el paño, su sombra se ha transformado, inexplicablemente, en una cruz, símbolo asociado a Cristo.
Los recursos han sido mínimos: la escenografía, la puerta de mi propia casa regada previamente; el atrezo, unas cuantas telas y el vestuario, una tela sencilla; la sombra de la cruz, es proyectada por un pedazo de cartón.
Pero el mérito, el esfuerzo artístico, de esta escena, aparentemente sencilla, reside en la composición, cuidada hasta la obsesión; en la investigación histórica para la elección y colocación del vestuario, escogiendo los colores y revisando cada pliegue, cada arruga; en la adecuación del maquillaje a las necesidades concretas del momento; en el ejercicio de iluminación con siete puntos de luz propios y dos exógenos (dos farolas) buscando una atmósfera concreta, combinado con la determinación de la franja horaria exacta de la captura; en el reparto equilibrado de los pesos de las telas por el callejón y su distribución en la imagen como en los Ukiyo-e (grabados japoneses), dando continuidad a la escena más allá del marco de la foto; en la elección y expresión de la modelo; en el trabajo de procesado exhaustivo (a la vez que invisible, llegando hasta el detalle de limpiar alguna colilla despistada en el empedrado y, por último en ser la tercera jornada-sesión en la repetimos todo el proceso de arriba abajo hasta quedar satisfechos.
Pedro Salvador
Coordinador
PRÓXIMA ENTREGA:FÁBULA, LUNES 17 DE MARZO
Escribir comentario