VOLVER AL ZOO

Alguna vez hay que volver al zoo y dejar que los recuerdos de la infancia broten hasta los capilares de la superficie. De tarde en tarde, hay que intentar dejar que la lógica de la sinrazón comprenda el poco sentido que les queda a los zoos, a mi criterio, la sensibilización de las generaciones futuras de conservar el planeta en el mejor estado posible. Por lo demás, me parecen cárceles de animales condenados a cadenas perpetuas. Hay que reconocer que la evolución de estos espacios ha progresado considerablemente. Por ejemplo, en el adiestramiento de delfines, no se usa ya el castigo, sino el refuerzo positivo (a la Pavlov). Sin embargo, la mirada y estrés permanente que destilan los animales allí encerrados, considero que no compensa la oportunidad de mostrar a los más pequeños animales de carne y hueso, con la implicación de más de dos sentidos. Los animales, han de estar en su contexto, sin barreras, sin público, sin ser instrumentalizados, volando libres, lo demás sólo me produce una gran pesadumbre por el triste destino de sus anodinas vidas.

 

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 Pedro Pablo Salvador Hernández · Travesía de la Plata, 2 · 45001 · Toledo · 648180259 · ppsalvador@me.com