Ayer escribía:
"Sin embargo, los modelos de cursos formativos que habitualmente se llevan a cabo son, tan solo, herramientas obsoletas que se limitan a la transferencia de contenidos desde una clara relación de poder entre el docente y los participantes. Los docentes suelen ser sordos, impermeables a las propuestas de los alumnos, rígidos en sus programaciones, esclavos del PowerPoint, y con sesiones eminentemente teóricas.
Nuestra propuesta representa un modelo de trabajo totalmente opuesto, un modelo horizontal, participativo, dinámico, flexible y moldeable a las necesidades reales de los alumnos, con la oportunidad de practicar y enfrentarse a situaciones reales. La filosofía del curso potencia la autoestima, la creatividad, no busca el resultado a toda costa, sino el aprendizaje durante proceso, siempre desde una perspectiva lúdica y dinámica."
¡Cuántos recursos y cuánto se estará llevando por delante esta crisis! ¡Qué espanto, qué horror! Pero en la sombra, los arquitectos de la renovación, seguimos construyendo, en silencio, poco a poco, persiguiendo la utopía... porque llegará, a pesar de todo. La cultura ganará la batalla.
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