EL OBSERVADOR

Se está bien en silencio, dejando que mi alma deambule a capricho por lo que siempre añoro hacer y ahora puedo permitirme, dando rienda suelta a mi dispersión.


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Puedo preparar un sorbete de frambuesa a la una de la mañana y saborearlo con Yolanda, mientras Ámbar se enrosca en mis pues. Puedo pasar toda un tarde embarcado en la lectura de un Fotografía y colonialismo o hacer un test al nuevo mini tube screamer antes de comer. Puedo limpiar a ritmo cansino mi 330 y hacer pilates a las 7 de la mañana. Puedo procesar una foto hasta caer rendido. Puedo descubrir cientos de nuevos estímulos en la red.


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Ayer estuve en la tertulia del CAT y me gustó mucho cómo Antonio Casado explico las diferencias entre Museo y Centro de Arte y me encantó la valoración de Luis Pablo de nuestro modelo de ciudad. Mi intervención no me gustó porque necesitaba tiempo para desarrollarla y cautivo como estaba por otro acto posterior, no pude decir lo que quería que conectaba con la forma en que está mutando la realidad en los tiempos actuales.


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Tengo unos cuantos proyectos hirviendo, pero van a tener que esperar, hay un orden en el caos.



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Sigo fotografiando profesionalmente por placer. Sigo trabajando por placer. Sigo estudiando por placer. sigo creyendo en que la gente es extraordinaria, a pesar de sí misma.


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