Fotografiar viviendas privadas* es uno de los privilegios que en mi doble condición de fotógrafo y antropólogo disfruto con más intensidad. Acceder al espacio ajeno, a lo oculto a la mirada pública, es una oportunidad para congelar visualmente pequeños fragmentos de los espacios que habitan de personas que aman Toledo y su patrimonio. Puedo documentar cómo están empeñando parte de sus vidas en restaurarlo, conservarlo, poniendo lo mejor de sí mismos en aportar belleza a sus pequeños trocitos de "patrimonio de la humanidad". Creo que esa experiencia hay que vivirla, sufrirla y disfrutarla para comprenderla en su totalidad.
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