CLAVES PARA UNA FORMACIÓN DE CALIDAD

A lo largo del los últimos meses, he elaborado e impartido tres módulos formativos para formadores de la Asociación Fotográfica de Toledo en la que me encargo de coordinar el Área de Formación. Esto, me ha impulsado a retomar un viejo proyecto que vendría a complementar el Manual para Formadores que te puedes descargar en la sección de solidaridad. El proyecto es un manual muy práctico que recogerá pautas para aprender a formar (o mejorar en calidad) en el marco de la Educación No Formal: aquella no reglada, planificada, voluntaria, etc., como, por ejemplo, un curso de fotografía. El tono, aunque mucho más elaborado y didáctico irá en la línea de lo que recoge el manual como pequeñas pistas formativas que os adjunto a continuación. Os seguiré informando de este proceso.

 

“[…] te recomendamos que sigas las sugerencias que te hacemos y por supuesto, que las adereces con tu propio estilo, objetivos, recursos y forma de trabajar. Lee atentamente estos consejos, proceden de la experiencia y son muy valiosos:

 

• Tolera la incertidumbre: La regla de oro del formador. Saberse aceptado, capacitado y reconocido como formador es una de las sensaciones más difíciles de resolver en “el directo” de la docencia. Todos y todas nos ponemos nerviosos antes de impartir una ponencia, dar un taller, coordinar un grupo de discusión, etc. He escuchado a grandes ponentes definir su estado pre-conferencia como “¡diarreico!”. Por tanto, tranquilidad. Piensa que esa sensación también la tiene el alumno que está frente a ti, no sabe lo que va a suceder en los próximos momentos. Tranquilidad, tú ahora, por suerte o por desgracia, administras las relaciones de poder y eso es un buen punto de partida. Usa los recursos como el humor, una dinámica para empezar, coge en tu mano una pelotita de espuma, etc. Apunta en tu cuaderno de formador: “Nunca pasa nada y si pasa, tampoco pasa nada”.

 

• No hay fórmulas mágicas: Si has tenido la osadía de leerte este manual o una parte significativa del mismo, habrás comprobado que en materia de formación las recetas no existen. Cada espacio formativo es único e irrepetible. Se conforma por un grupo humano y una serie de circunstancias que los construye a lo largo del proceso. Como formador tendrás que aprender a adaptarte a las características del grupo con el que tengas que trabajar.

 

• La manta corta: Un curso de formación es como una manta corta: o te deja los pies fríos o te deja la cabeza sin cubrir. Nunca se pueden abarcar todos los contenidos existentes sobre una materia y es algo que tienes que asimilar antes de enfrentarte a la experiencia formativa. Es más importante que los participantes cojan la idea a que queden frustrados por todo lo que se dejan por conocer. Si lo clarificas antes de empezar irás por el buen camino. Las dudas serán un buen estímulo para seguir aprendiendo y profundizando en la materia.

 

• Cuando se acaba se acaba: No tortures a tus participantes, termina a tiempo. Ni antes ni después. Controlar el tiempo es una manera de hacerte respetar como formador, porque respetas lo convenido con tus alumnos. Pero, no te preocupes, porque el rodaje te hará que vayas poco a poco dominando la difícil asignatura de luchar contra el reloj.

 

• “Horror vacui” o miedo al espacio vacío: De nuevo tranquilo/a: Por favor, no sobre-programes. No aturdas con mil actividades a los participantes. Todo fluye siempre, el mundo es dinámico. Deja hablar a los participantes, abandona tu ego. Al final verás que toda actividad dura siempre más de lo establecido en el papel en tu mente. Por tanto, guarda en tu bolsillo un par de recursos por si te quedara un hueco, pero no los uses si no es estrictamente necesario, recuerda la regla número cuatro.

 

• El humor al poder: Si en los diez primero minutos de un curso, que es cuando la atención tiene su curva en el máximo consigues hacer reír, el curso tiene un 99% de posibilidades de tener éxito. Prepárate la presentación, incluye un par de chistes, bromea con los participantes, provócales irónicamente, capta su interés. El humor es como el amor, puede cambiar el mundo. Planifica tus momentos de humor, hazlo. Tu rol de docente o facilitador te da un poder extraordinario para hacer reír. No te cortes, porque si te cortas tendrás que usar una tirita.

 

• La U como principio: Un aula en forma de U es clave en el marco de la educación no formal. Para mí también lo es en la formal, pero eso es para otro manual. Sentarse en hilera y filas se acabó en la educación no formal, es un anacronismo. Reproduce un sistema autoritario de poder, una forma clásica de dominación. Para disponer de un grupo participativo es esencial diseñar un espacio que invite a la participación.

 

• Dinamiza: Pienso que un formador que no es capaz de hacer una dinámica con un grupo, no es un buen formador. De hecho considero que es un formador mutilado en la educación no formal, condenado al fracaso en este contexto.

 

• Si esperamos a que todo esté perfecto, no empezaremos nunca: No sirve de nada tratar de retener todo lo que has leído, visto u oído para ser un docente cualificado. Por supuesto, hay que prepararse los cursos de formación, pero no obsesionarse en exceso con presentarse ante los participantes con todas las respuestas a las preguntas posibles y con la sesión perfecta. La búsqueda de la perfección puede hacerte pedante e insoportable y, además, agota al equipo de docentes tanto como a los alumnos.

 

• Sigue el imperativo categórico Kantiano: Enseña lo que te gustaría que te enseñaran y forma como te gustarían que te formaran. Es sencillo.”

 

Metáfora de interculturalidad - Boceto con Paper 53 (Pedro Salvador)
Metáfora de interculturalidad - Boceto con Paper 53 (Pedro Salvador)

Escribir comentario

Comentarios: 1
  • #1

    Miss B. (lunes, 15 octubre 2012 12:36)

    Me ha gustado muchísimo esta reflexión. ¡Muchas gracias!
    A partir de ahora te citaré cuando invite a alguien a meditar sobre estos temas.