El tema de Cristo siendo despojado de sus vestiduras ha sido interpretado por el arte
contemporáneo, por sus propias características y contenido, como una representación del mártir que es desposeído de sus propiedades tras sufrir las burlas y el asedio de crueles
verdugos.
Uno de los ejemplos más conocidos de esta reinterpretación es una de las hojas del
tríptico que el pintor ecuatoriano Jaime Zapata realizó en 1991 como alegato contra la conquista de América y que se encuentra expuesto en el Museo de la Ciudad de Quito. El artista mantuvo la
composición del Greco pero sustituyó a Cristo por un indígena rodeado de conquistadores. Más reciente que este expolio de América es otra variación a partir de la pintura del Greco que hace meses
presentó en Toledo el pintor Eduardo Sánchez-Beato, que formó parte del Grupo Tolmo. Su propuesta, en este caso, ha consistido en sustituir a Jesús por un autorretrato, y a los sayones por
representantes políticos e institucionales de la España actual sobre los que recaen imputaciones o sospechas de corrupción. Los expoliadores de la economía española, en este caso, serían desde el
antiguo tesorero y senador del Partido Popular Luis Bárcenas (en el rol del soldado) hasta la infanta Cristina de Borbón y su esposo, Iñaki Urdangarín (representados, respectivamente, como una de
las tres Marías y el personaje que prepara los maderos sobre los que Cristo será crucificado).
El Expolio del Greco, al igual que otras obras del pintor, ha sido recreado también
por los profesionales de la fotografía. El ejemplo más reciente es una de las imágenes que integran el Proyecto Theotokopoülus, coordinado por el creativo y antropólogo Pedro Pablo Salvador
Hernández y presentado en Toledo a finales del pasado febrero. Se trata de una escena en la que puede apreciarse a través de un plano cenital al modelo Henry Fricker Bertolin. «Hemos buscado
representar esta obra emblemática desde una perspectiva diferente», explican sus responsables desde la web del proyecto, www.toledogreco.es. «Aquí no hay mano acusadora, ni tres Marías, ni personaje clavando a los pies de Cristo. Es Dios hecho hombre en un ascenso al cielo, bañado por las lágrimas de
Dios Padre representadas por una tormenta y enmarcado por unos paraguas que buscan expresar el factor protector que Cristo despliega con su sacrificio para evitar el sufrimiento en el género
humano».
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