Había una vez una tortuga llamada Kochy que vivía en una isla preciosa de La Polinesia. Kochy era una tortuga muy trabajadora y siempre ayudaba a sus amigos. Les enseñaba a pescar, cuidaba a los más pequeños y siempre tenía una sonrisa en el rostro.
Una noche, mientras miraba el cielo lleno de estrellas, Kochy vio algo increíble: un cometa cruzó el cielo y cayó al mar, dejando una hermosa luz roja y un chisporroteo mágico. Kochy se quedó maravillada. Mientras lo miraba, pensó: "Si el cometa tiene un camino que seguir, yo también debería tener el mío. Pero… ¿cuál es mi propósito?".
Kochy empezó a sentirse confundida. Nunca antes se había hecho esa pregunta. Decidió buscar respuestas, así que nadó toda la noche hasta la isla de Tuketú. Allí vivía una vieja tortuga sabia llamada Achok, que ayudaba a las tortugas a encontrar su camino.
Cuando llegó, cansada pero decidida, Kochy le dijo a Achok:
—¡Oh, sabia tortuga! No sé cuál es mi propósito en la vida. ¿Puedes ayudarme?
Achok sonrió con ternura y le respondió:
—Las respuestas están dentro de ti, querida Kochy. Pero puedo darte algo que te ayudará a encontrarlas: una oración y cuatro preguntas mágicas.
Achok continuó:
—Memoriza esta oración:
"Las tortugas somos libres, descubrimos nuestro camino cuando salimos de nuestro caparazón y nos unimos a otras tortugas. Nunca nadamos solas."
Kochy escribió la oración en la arena y, antes de que las olas la borraran, Achok le dijo las preguntas mágicas:
1. ¿Quién soy?
2. ¿Qué siento?
3. ¿Qué necesito de los demás?
4. ¿Qué puedo hacer para ser mejor?
Achok añadió:
—Recita la oración y responde a estas preguntas todos los días. Así, encontrarás tu camino.
Kochy regresó a su isla muy contenta. Mientras nadaba, repetía las palabras de Achok y pensaba en las preguntas mágicas. Desde ese día, Kochy se convirtió en una tortuga más sabia y feliz, ayudando a los demás y disfrutando de su propio camino.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
Con las hojas de un almanaque
Puedes hacer dos cosas:
o las conviertes
en pelotitas de papel
y pruebas a encestarlas
en la basura,
o la pliegas
con cariño
y las conviertes
en pajaritas,
barquitos,
y mariposas
de papel
¡NECESITO ESCRIBIR!
No me ha quedado más remedio
que sentir la emoción prohibida.
La sensación desgarbada
que te seca los surcos de las lágrimas
hasta que notas las cuencas
como cicatrices de heridas vacías.
Has escuchado tus bocanadas
de pez moribundo
mientras resonaban los ecos
de voces sabias
que te lo dijeron mil veces
como las lenguas de doble filo.
Por inmersión, bajando a la fosa,
has iniciado un nuevo camino de descenso
que estaba obstruido por el miedo,
por la comodidad del intelecto.
Has dejado que tu sangre te acune
con su modo salvaje,
pero lleno de amor
Al final te has permitido
algo que estaba a un segundo de una elección
y que era tan sencillo
como dejar que la tristeza te cantara
con todo su blues.
10 frases a evitar: lenguaje que aleja
1. Tengo que convencerte de…
2. Tienes que…
3. Te aconsejo que…
4. Lo que tienes que hacer es…
5. Esto es mejor que…
6. Nunca… Siempre… Jamás… Nadie…
7. Pero…
8. Es por tu culpa…
9. Me quejo de…
10. Yo critico porque…
10 frases a incorporar: lenguaje que acerca
1. ¿Qué sientes?
2. ¿Qué necesitas?
3. ¿Cómo te encuentras?
4. ¿Qué puedo hacer por ti?
5. ¿Cómo puedo ayudarte?
6. ¿Qué te preocupa?
7. ¿Quieres que acompañe?
8. ¿Tú que piensas?
9. ¿Cómo lo ves?
10. Me alegro de verte.
Todo mi mundo está poblado
de una presencia inquietante y desgarradora.
De una huella contradictoria de amor y desamor.
De una batalla sin cuartel entre la razón y el corazón.
De un pulso que mi dimensión emocional ha perdido ya contra el logos,
aunque ella aún no lo sabe.
Es el debate entre los porqués estériles y los “paraqués” felicitantes.
Es la ironía del destino que regala vacío a un hombre lleno
(de vida, de proyectos y de sueños).
Es la tristeza encarnada y la rabia descarnada.
Es el dolor obligatorio frente al sufrimiento opcional.
Y todo para aprender lo siguiente:
que el ser humano está tejido de jirones de enigmas difícilmente desentrañables,
y que la vida está a tan sólo un nanosegundo de ponerse patas arriba.
Pero para eso,
no hacía falta escribir este poema.
No me ha quedado más remedio
que sentir la emoción prohibida.
La sensación desgarbada
que te seca los surcos de las lágrimas
hasta que notas las cuencas
como cicatrices de heridas vacías.
Has escuchado tus bocanadas
de pez moribundo
mientras resonaban los ecos
de voces sabias
que te lo dijeron mil veces
como las lenguas de doble filo.
Por inmersión, bajando a la fosa,
has iniciado un nuevo camino de descenso
que estaba obstruido por el miedo,
por la comodidad del intelecto.
Has dejado que tu sangre te acune
con su modo salvaje,
pero lleno de amor
Al final te has permitido
algo que estaba a un segundo de una elección
y que era tan sencillo
como dejar que la tristeza te cantara
con todo su blues.
Todo mi mundo está poblado
de una presencia inquietante y desgarradora.
De una huella contradictoria de amor y desamor.
De una batalla sin cuartel entre la razón y el corazón.
De un pulso que mi dimensión emocional ha perdido ya contra el logos,
aunque ella aún no lo sabe.
Es el debate entre los porqués estériles y los “paraqués” felicitantes.
Es la ironía del destino que regala vacío a un hombre lleno
(de vida, de proyectos y de sueños).
Es la tristeza encarnada y la rabia descarnada.
Es el dolor obligatorio frente al sufrimiento opcional.
Y todo para aprender lo siguiente:
que el ser humano está tejido de jirones de enigmas difícilmente desentrañables,
y que la vida está a tan sólo un nanosegundo de ponerse patas arriba.
Pero para eso,
no hacía falta escribir este poema.
Últimamente observo
que tu lenguaje
se ha poblado de quejas:
sobre la política rastrera,
sobre la economía asfixiante,
sobre el trabajo complicado,
sobre la salud inalcanzable,
sobre la vida,
al fin y al cabo.
Íntimamente siento
una frustración agitante,
una incomodidad sincera,
un malestar interno y
un nerviosismo extraño
como consecuencia
de ese enorme bosque de quejas
que ensombrece tu vida.
Sinceramente,
Necesito y persigo
una tranquilidad desértica,
una serenidad de ultramar.
Algo así como
una comprensión
y un apoyo sincero
Empáticamente,
te pido
que hagas cosas en vez de enrocarte en la dificultad
que pienses que todo lleva un esfuerzo
que entiendas la vida recompensa a los que no se rinden
y te sugiero que te entregues
con pasión a tus sueños
porque la queja solo conduce al dolor.
Podcasts #2: Reflexiones docentes. Comunicación no violenta (Pedro Salvador)
Pedro Salvador es Doctor en Antropología, coach, creativo y autor del libro "El pequeño libro del gran formador".
Comunicación no violenta (abreviada como CNV) es un proceso de comunicación desarrollado por Marshall Rosenberg. Este enlace se abrirá en una ventana nueva a inicios de los años sesenta. Se enfoca en tres aspectos: auto empatía (definida como una profunda y compasiva percepción de la propia experiencia interior), empatía (entender y compartir una emoción expresada por otro) y auto expresión honesta (definida como expresarse auténticamente de una forma que haga más probable que surja la compasión de los demás).
La comunicación no violenta se basa en la idea de que todos los seres humanos tienen la capacidad de compasión, y solamente recurren a la violencia o al comportamiento que daña a otros cuando no reconocen estrategias más efectivas para satisfacer sus necesidades. Hábitos del pensamiento y el habla que conducen al uso de violencia (psicológica y física) son aprendidos a través de la cultura.